El suicidio en gays, lesbianas y bisexuales adolescentes
Author
Duro Parrilla, AlejandroAdvisor
Hernando Martínez, María FeEntity
UAM. Departamento de EnfermeríaDate
2020Subjects
Suicidio; Lesbianas; Gays; Bisexuales; Identidad de género; Orientación sexual; Adolescentes; EnfermeríaNote
Trabajo fin de grado en EnfermeríaEsta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
Abstract
El suicidio es la acción de causar la muerte de uno mismo intencionadamente (1). Dicho
acto constituye uno de los principales problemas de salud pública en la actualidad (2), ya
que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 800.000 personas se
suicidan cada año, siendo esta la segunda causa de muerte entre personas de 15 a 29 años
(3). Aun así, se sabe que las tasas de suicidio están subestimadas por diferentes carencias
a la hora de contabilizar las muertes por suicidio. Esto se debe a que en algunos países se
suele atribuir a accidentes y/o criminalización (4), por lo que el problema es de mayor
calibre.
En el Plan de Acción integral sobre la salud mental se recoge la necesidad de enfocar la
prevención del suicidio en el colectivo de lesbianas, gays y bisexuales (LGB) por ser
considerado un grupo vulnerable y no de disponer de suficientes datos relevantes sobre
su situación con relación al suicidio (4).
Para poder describir a esta comunidad primero se necesita distinguir dos conceptos:
identidad de género y orientación sexual. El primer concepto hace referencia a la forma
de actuar que tiene una persona según los roles de género que establece la sociedad, que
puede ser hombre o mujer. Puede darse el caso de que el sexo biológico (aquel asignado
al nacimiento) no sea el que la persona sienta y manifiesta, entonces esa persona se
considera transgénero.
Por otra parte, el concepto de orientación sexual hace referencia a dónde se dirige el deseo
sexual: si una persona siente atracción sexual únicamente hacia personas del sexo
contrario se la considera heterosexual, si la siente por personas del mismo sexo se
considera homosexual, y si se siente atraída por ambos sexos se le considera bisexual.
Son estas dos últimas orientaciones sexuales, la homosexual y la bisexual, las que se
consideran minorías sexuales. Es un grupo compuesto por personas de diferentes edades
y culturas y características heterogéneas; pero podemos apreciar que entre las principales
similitudes están el sentimiento autopercibido de aislamiento y la discriminación que
sufren (5).
La situación del colectivo LGB en lo referente a la salud ha variado a lo largo del tiempo,
y el comienzo de tomar consideraciones especiales para este grupo se remonta a finales
de los años 80, cuando en Estados Unidos se origina la teoría Queer; la cual desliga sexo
3
y género dando una perspectiva mucho más amplia sobre las necesidades de esta
comunidad (5). A partir de este hito, se ha tenido en cuenta en mayor medida la
discriminación que sufren las minorías sexuales, de las cuales hasta el 80% han reportado
haber sufrido alguna vez discriminaciones o agresiones en forma de burlas, insultos u
amenazas. Además, debido al miedo de ser rechazados por parte de su familia o la
posibilidad de sufrir acoso escolar u otras formas de discriminación, las personas LGB
puede que oculten su orientación sexual al resto de personas, hecho por el cual suelen
reportar sentimientos de impotencia, frustración y tristeza (6).
Una de las explicaciones de por qué se producen este tipo de reacciones por parte del
resto de la población hacia las minorías sexuales es la de la heteronorma, que afecta
gravemente a las personas LGB (7). La heteronormatividad es la ideología que considera
lo heterosexual como natural, y por ende denotando toda aquella conducta que sea
diferente como errónea. Además de rechazar las orientaciones sexuales diferentes a la
heterosexual, marca negativamente los roles y las conductas que no son esperados del
género que la sociedad ha designado para esa persona.
Por otra parte, otro grupo vulnerable son los adolescentes, ya que es un periodo en el cual
se producen cambios biológicos, psicológicos y sociales; que originan una transformación
que convierte al adolescente en adulto. En esta etapa la persona va descubriendo su propia
identidad y autonomía, en la que pueden concurrir varios factores de riesgo (8). En
España, las cifras registradas en 2018 son de 3539 muertes por suicidio que corresponden
a 2619 hombres y a 920 mujeres. De esas muertes por suicidio, 70 fueron atribuidas a
personas de 15 a 19 años (52 hombres y 18 mujeres) (9).
Cuando una persona pertenece al colectivo LGB y a su vez está en la etapa adolescente,
la probabilidad de realizar alguna conducta suicida aumenta. Esto se debe a los factores
estresantes a los que se enfrentan las minorías sexuales por el hecho de serlo (10) y a los
factores de riesgo propios de la adolescencia. Ya que, en esta etapa aumenta el riesgo de
tener hábitos tóxicos, junto a la aparición de cambios en la conducta, en la ética y en el
sentido de la responsabilidad. Que un adolescente pertenezca al colectivo LGB puede
hacer que aumente hasta un 40% el riesgo de que exprese ideas suicidas o intente
suicidarse respecto a sus contrapartes heterosexuales (11)
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