Biocronología, Paleobiogeografía y Paleoecología de macromamíferos de Norteramércia meridional del neógeno tardío de Norteamérica meridional
Author
Hernández Jasso, RobertoEntity
UAM. Departamento de BiologíaDate
2015-11-17Subjects
Paleobiogeografía - Neógeno - América del Norte; Paleoecología - Neógeno - América del Norte; Mamíferos - Neógeno - América del Norte; Biología y Biomedicina / BiologíaNote
Tesis doctoral inédita leída en la Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Ciencias, Departamento de Biología. Fecha de lectura: 17-11-2015
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional.
Abstract
Desde principios del Cenozoico temprano comienzan a percibirse dos entidades biogeográficas distintas en Norteamérica, la Proto-Neártica al norte y la Mesoamericana al sur. El grado de diferenciación entre ambas se da a medida que se incrementa la distancia latitudinal, y desde luego, con las condiciones ambientales locales. Pero, es a partir del Neógeno tardío que sus contrastes se hacen más evidentes a causa de grandes cambios climáticos, tectónicos y migratorios. En este trabajo se hace una profunda revisión las faunas de grandes mamíferos del sur de Estados Unidos y México durante los últimos 9 millones de años (del Mioceno tardío al Holoceno) con la finalidad de establecer una mejor caracterización biocronológica, paleobiogeográfica y paleoecológica entre ambas entidades biogeográficas de Norteamérica.
Mediante métodos multivariantes (similitudes y parsimonia biocronológica) se reconocen y replantear las unidades biocronológicas de las Edades de los Mamíferos Terrestres de Norteamérica. En particular, el Neógeno tardío es dividido en dos “Superedades” que se correlacionan con los ciclos climáticos fanerozoicos Greenhouse e Icehouse Fischer, y no con las cronofaunas conocidas. Estas dos “superedades” incluyen las últimas tres edades del sistema NALMA‟s: Henfiliano, Blancano e Irvingtoniano. Se consideró a la edad Rancholabreano sólo como una subedad (siendo estimado como una extensión del Irvingtoniano). Los límites temporales de cada unidad temporal fueron ajustados en fusión del indicador biocronológico “especies compartidas”. Esta nueva propuesta permitió reducir hasta cierta medida los sesgos estadístico introducido por las diferencias zoogeográficas y ecológicas existentes entre las entidades biogeográficas Proto-Neártica y Mesoamericana. Asimismo, mediante el análisis de similitud se logró establecer un regionalismo biogeográfico entre ambas entidades biogeográficas. Además se pudo reconocer las variaciones latitudinales del límite o zona de transición entre ellas a través del Neógeno tardío, con una tendencia gradual de desplazamiento hacia el sur.
Por otro lado, se analizó la paleoecología de la estructura comunidades de estas faunas desde dos enfoques distintos. El primero de ellos, se centró en la reconstrucción paleoambiental de cada una de las localidades fosilíferas analizadas infiriendo el tipo de bioma y las condiciones paleoclimáticas mediante el método de diversidad ecológica de
Andrews et al., (1978) modificado. Podemos afirmar que el clima de Norteamérica meridional tendió gradualmente hacia la aridez, la estacionalidad y el enfriamiento desde finales del Henfiliano temprano, con un moderado repunte de las condiciones cálidas y húmedas durante el Blancano temprano y medio. Pero, que a partir del Blancano tardío se da nuevamente una recaída de las temperaturas invernales y la humedad sin llegar a ser tan extremas como tradicionalmente se propone, incluso durante episodio del máximo glacial Wisconsiense. Sin embargo, esta tendecia climática no se percibe por igual en toda Norteamérica meridional. En los episodios glaciales, la entidad biogeográfica Mesoamericana (Neotropical) siempre mantuvo condiciones más benévolas que su contraparte, lo que permitió la subsistencia de ambientes subtropicales como las sabanas y algunos bosques tropicales en el centro y sur de México. Mientras que en la región Neártica, se fueron configurando biomas con estructuras de comunidades “dísarmónicas” o "conjuntos no análogos"; en Florida se reconocen biomas con taxones de sabanas subtropicales mezclado con formas boreales; en las Grandes Llanuras se registran biomas de estepa mezclados con elementos de taiga.
El segundo enfoque abordó la dinámica de la estructura de comunidades mediante el análisis de la riqueza genérica máxima, % de primeros y últimos registros, recambio neto y otras propiedades de las comunidades. A lo largo de Neógeno tardío la riqueza genérica máxima osciló con una tendencia moderada hacia la perdida de diversidad, aunque se reconocen tres picos o episodios con las tasas más altas (Henfiliano temprano, Blancano tardío e Irvingtoniano tardío) en los que se da un recambio intenso de faunas. A partir de cada recambio comienzan a percibirse taxones morfológicamente distintos que con el paso del tiempo tomaran un papel dominante. La persistencia de los nuevos ecomorfos y su dominio, se ajusta con la propuesta de estasis morfológico, pero no con la continuidad taxonómica. Este patrón se ajusta adecuadamente al concepto de Cronofauna, por lo que podemos deducir que durante el Neógeno tardío se reconocen cuatro cronofaunas: los últimos bestigios de la cronofauna del Clarendoniano (expansión de sabanas); la cronofauna del Blancano (expansión de las estepas y pastizales); cronofauna del Irvingtoniano (expansión de los biomas “no análogos”) y el inicio de la cronofauna del Holoceno.
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